Wednesday 29 July 2009

La necesidad de que existan los pobres

La necesidad de los pobres
Día con día
Héctor Aguilar Camín

2009-07-29

Me ha regocijado el cartón dominguero de Calderón, verdadero ensayo gráfico, dedicado a esa especialidad de la opinión pública mexicana que es la rumia/queja/ablución por la pobreza del país.

Hemos tenido una dosis tradicional de queja y expertise en pobreza por los malos resultados del año dados a conocer oficialmente hace unos días. Fue una ocasión obligada para el repertorio de conocedores y críticos en la materia.

Hace años me contó Luis Rubio que un conocido economista norteamericano llamado Michael Novak confesó, durante una conferencia, que le impresionaban los muchos libros dedicados a la pobreza que había visto en librerías de la Ciudad de México. Dijo que era importante entender la pobreza pero más lo era entender de la riqueza, ya que sólo ésta puede acabar con aquélla.

En su ensayo dominguero, Calderón el de los monos inteligentes recordó que hay dos leyes en vigor en México: la que limita la inversión y la que prohíbe el déficit público. La crisis terminará abrogando una de las dos: o se permite la inversión o se autoriza un mayor déficit público, pues los dineros del gobierno no alcanzarán para todo. Cuál de las leyes se cancela constituye, dice Calderón, “una decisión toral del estado: permitir ricos o permitir pobres”.

La inversión creará ricos y riqueza; el déficit público, pobres y pobreza.

Durante el sexenio de Fox tuve acceso a un estudio de Pemex sobre sus escenarios de crecimiento. Uno de ellos contemplaba el desarrollo de la empresa en condiciones de reinversión de sus excedentes y apertura a la inversión privada. Calculaba un crecimiento equivalente a 4 puntos del producto interno bruto (unos 360 mil millones de dólares por año).

En lugar de buscar ese Pemex rico, el Congreso puso a Pemex a construir una refinería cara que empobrecerá a la empresa.

Pero la pobreza, como dice Calderón, tiene algo de necesario para los tejidos de nuestra vida pública. ¿Qué haríamos sin los pobres? ¿Qué haría la mitad del gobierno que gasta en ellos? ¿Qué harían los partidos y los redentores del pobrismo?

Hace muchos años, luego de discutir con la reportera de un diario de izquierdas, concluyó, horrorizada: “¿Entonces lo que tú quieres es un país de consumistas?”.

Un país de consumistas con expertos en cómo gastar frívolamente podría ser mejor que un país de pobres con expertos en cómo salvar a los pobres.

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El carton de Paco Calderon lo pueden consultar aqui (clic)

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